Siguiendo una tradición que ya tiene bastantes años, un buen grupo de profesores de Erain pasó un fin de semana, el primero de marzo, en el refugio de Belabarce, en el Pirineo Navarro.

La palabra refugio, que puede sugerir una instalación austera, aquí no se ajusta del todo a la realidad; Belabarce dispone de calefacción, agua caliente, un espacio amplio de cocina y comedor, una amplia sala de estar con chimenea y un oratorio. Está en un pequeño valle solitario y muy bonito, entre Navarra y Aragón, un lugar inolvidable.

D. Eduardo Beunza es el alma de este encuentro anual. Desde unos meses antes reserva el refugio, avisa a los profesores, elabora el menú, hace las compras necesarias, se pone al frente de la cocina y nos hace disfrutar a todos con su habilidad con los fogones.

Al equipo de profesores de Erain se unió D. Andrés Cárdenas, antiguo alumno y profesor del Colegio y ahora profesor de El Redín, y Carlos Domingo, profesor de Irabia, dos Colegios de Pamplona.

En las primeras horas de la noche del viernes, cuando estábamos de tertulia en la sala de estar alrededor de la chimenea, comenzó a nevar con fuerza, para alegría de todos. A la mañana siguiente apareció todo el valle nevado, una maravilla. Después del ya tradicional desayuno americano, que aporta de sobra las calorías necesarias para una excursión, o para varias, un buen grupo de profesores, capitaneados por D. José María Ferrer y D. Juan Ramón Zurutuza, salieron al monte, con bastones, polainas y raquetas de nieve. Disfrutaron de un día y de unos paisajes preciosos y volvieron muy contentos a primera hora de la tarde. D. Juan Ramón llevó un buen equipo fotográfico, incluido el trípode, y pudo recoger una buena colección de imágenes de nieve.

D. Daniel Morcillo y D. Andrés Cárdenas, dedicaron el día a su afición favorita, observar aves. Estuvieron muy atentos y vieron camachuelos, cornejas, petirrojos..Mientras tanto, en la mañana del sábado, llegaron a Belabarce Iñaki y Ana, con su autocaravana, y con ellos D. Jaime Ginés y D. Sergio García. Con ellos y los que se habían quedado en el refugio visitaron el valle de Belagua y saborearon allí las migas de pastor en la famosa venta de Juan Pito.

Al final de la tarde D. Pablo celebró la Santa Misa en el oratorio, no faltaron los cantos y terminamos con el rezo de la Salve a la virgen, por ser sábado.

El domingo fue más tranquilo. Mientras D. Eduardo y su equipo preparaban unas codornices, los demás dimos un paseo tranquilo. Después tuvimos la Misa dominical. En la comida, la cuidada presentación de las codornices a más de uno le hizo recordar una famosa película: El festín de Babette. Tras un último rato de sobremesa emprendimos, muy contentos el viaje de regreso. Hurrengo urte arte.