Éste fue el título del taller que congregó a una veintena de familias de Educación Primaria interesadas en formarse en la labor más importante: ser padres. Los ponentes, Javier y Lola, vinieron a Erain no a dar una clase magistral sino a mostrarnos cuáles están siendo sus experiencias en la educación de sus 8 hijos.

Con sus aciertos y fallos, con muchos ejemplos y sucedidos divertidos, transcurrió una primera sesión teórico-práctica. Tras un café con pastas para recuperar energías nos juntamos por equipos, según las edades de los hijos, y tratamos de concretar las muy numerosas ocasiones que hay en el día a día en los cuales podemos poner límites a los hijos. El formato posibilitó que todos tuvieran ocasión de aportar sus ideas.

El colegio había preparado un servicio de guardería con comida incluida, por lo que los padres pudieron centrarse en sacar todo el partido posible al taller. Además, durante el tiempo de la comida cada matrimonio comía por parejas y aprovechaba la ocasión para hablar de sus hijos. De esta forma había posibilidad de concretar algunas de las cosas aprendidas en el taller.

La sobremesa fue en el comedor de profesores. Seguían las anécdotas y las preocupaciones con las que cada uno aportaba y todos nos enriquecíamos de las experiencias hasta que llegó las cinco de la tarde: llevábamos seis horas y tocaba a su fin.

Pasamos una jornada muy fructífera con ganas de repetir.