En la asignatura de Valores Cívicos y Éticos, los alumnos de 6º de Primaria trabajaron durante las dos últimas semanas de octubre la importancia de practicar las buenas formas. Primero, analizaron qué significa ser elegante en términos generales y en qué ámbitos es fundamental: en la manera de tratar a los demás, en cómo comportarse en cada lugar, en la manera de comer adecuadamente, en el vestir, entre otros.

Todas las clases fueron acompañadas de vídeos explicativos y textos de expertos en protocolo, que aportaron mucha claridad a los alumnos. Después de trabajar la teoría, realizaron sesiones prácticas, como la de aprender a comer correctamente: cómo sujetar los cubiertos, el uso de la servilleta, la postura de los brazos… y lo más divertido fue aprender a comer fruta usando cubiertos. Naturalmente, ese día, después de pelar la fruta, pudieron disfrutar de ella.

La actividad culminó con unos deberes especiales: grabar un pequeño vídeo en casa, mostrando cómo comen una pieza de fruta utilizando cubiertos. ¡Y, por supuesto, luego vimos los vídeos en clase!

En el colegio Erain, la educación del carácter y los valores humanos es un pilar fundamental. Formar a los alumnos que se sepan comportar de una manera elegante  y es fundamental porque estas habilidades son más que simples normas de etiqueta: son expresiones de respeto, consideración, cariño  y empatía hacia los demás.

Al aprender a comportarse con elegancia, los alumnos desarrollan una sensibilidad hacia su entorno y hacia las personas que tienen a su alrededor, lo cual es esencial para practicar una buena convivencia.

La elegancia en el trato y las buenas formas ayudan a los alumnos a proyectar una imagen positiva de sí mismos, a acercarse a los demás con consideración, lo que les abre las puertas en ámbitos académicos, sociales y profesionales.

Además, al enseñar estas habilidades desde temprana edad, el colegio contribuye a forjar una identidad personal que combina la excelencia académica con los valores humanos. La elegancia en el comportamiento no solo enriquece las interacciones personales, sino que también refuerza el sentido de pertenencia y el compromiso con la sociedad, formando a ciudadanos conscientes y respetuosos. En este sentido, formar en buenas maneras va más allá de la apariencia: es un acto de educación en valores y un recurso clave para la vida en sociedad.