Pese a que durante toda la semana los pronósticos del tiempo eran muy malos, al final el santo se portó y la mañana del sábado dio una tregua de lluvia.

Nuestra compañía de Erain-Eskibel desfiló y bailó por las calles de Donosti a ritmo de Sarriegui.

A las nueve en punto estábamos todos en Eskibel con ganas y muchos nervios.

Nuestros uniformes perfectos. Después de conseguir rehacer la formación, dimos unas vueltas para ensayar y nos subimos a los autobuses con destino a la Plaza de Gipuzkoa.

A la llegada, sólo nos faltaba disfrutar de la gran fiesta tocando y marchando por las calles donostiarras.